domingo, 29 de marzo de 2015

24 de Marzo del 76 – Yo estuve ese día – Segunda Parte.

“Llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del pueblo argentino”, así se despedía el Viejo, su último discurso en la Plaza de Mayo, unos veinte días antes de morir. Me acuerdo porque fue como a las cinco y media de la tarde, era la hora de la merienda y de los dibujitos, cortaron para la cadena nacional. Lo vimos con mi mamá, para variar todos llorando. Mi papá? En la plaza.
 
El General se iba, y nos dejaba a Isabel, el brujo, la Triple A, a los Montoneros y otros grupos armados con muchas ganas de matarse. A medida que pasaban los días y los meses la violencia se hizo el tema de todas las conversaciones, por lo menos de las que yo escuchaba.
¿Fue para tanto? El niño que trae estos recuerdos, recuerda el miedo. Dos bombas explotaron a escasos metros de mi casa, una al lado, domingo a la madrugada. Estaban las oficinas de la Sociedad Rural. Otra detrás de casa, en el estacionamiento del Rectorado de la Universidad. No hubo ni muertos ni heridos, muchos destrozos y un cagazo de novela.

En mi pequeño mundo los guerrilleros eran un peligro que me atemorizaba, y me generaba alivio las noticias que hablaban de los éxitos del Operativo Independencia.

Y llegó el golpe. Hace un rato miraba las tapas de los diarios del día anterior, y todos hablaban del inminente final, febriles negociaciones con los militares para evitar el golpe. Ya nadie daba un centavo por el gobierno de Isabelita.  Aquella súplica del Chino Balbín para llegar a las elecciones aunque sea en muletas no encontró respaldo.

También había problemas en la economía, la inflación apaleaba a los salarios. De esto doy fe porque yo hacía los mandados y escuchaba las quejas de las señoras en el Almacén, aunque no entendía muy bien de qué se trataba. En casa con los dos trabajos de mi papá vivíamos respetablemente.

¿Cómo me enteré? Como yo iba a la tarde a la escuela, no era de levantarme temprano. Y mi mamá en su increíble ternura, me despertaba llevándome la leche a la cama. Un jarro con té con leche y galletitas Criollitas adentro. Esa mañana mientras me daba el jarro me contaba la novedad el gobierno había caído.

Di un grito de alegría.

miércoles, 25 de marzo de 2015

24 de Marzo del 76 – Yo estuve ese día – Primera Parte.

 
Por esa época yo era un niño de once años, y estaba cursando el séptimo grado de la primaria. Tendría que haber estado en sexto pero no sé cómo mi mamá logró que yo entrara al pre escolar con cuatro años, cuando la edad requerida eran cinco.
Eso me valió ser uno de los más chicos toda la primaria y la secundaria.
Mi casa siempre fue un lugar altamente politizado y peronista. Desde que tengo memoria que he escuchado a  mis viejos y a mis numerosos tíos y tías hablar de Perón, de Evita y de una patria mejor cuando vuelva el Viejo. Y no solo hablaban también participaban. Me acuerdo que tenía 8 años y me quedé solo mirando la tevé hasta muy tarde viendo como salía un avión de Madrid. El General volvía a la patria.
 
Las elecciones del 73 en casa fueron motivo de mucha alegría y esperanza, y a pesar que el país ya era un quilombo había mucha fe que las cosas iban a cambiar. Palito no en vano cantaba “Yo tengo fe que toda va cambiar”. No me acuerdo quien pero alguien me regaló una banderita y una gorrita azules del Frejuli que las tenía conmigo todo el día. Me acuerdo que mi mamá me dijo que las usara en casa pero no en la calle. El huevo de la serpiente ya se estaba incubando y todos lo presentían.
La muerte del Viejo fue un mazazo. Fue el día que yo cumplía 10 años. No debe haber habido muchos cumpleaños donde se haya llorado tanto.
 
Tengo muchos recuerdos de esos años, y también muchos sentimientos. No tengo claro cómo se fueron quedando dentro de mí, un poco lo que escuchaba en casa, un poco lo que veía en la televisión, un poco lo que leía en el diario. Y también lo que veía. No escapa a mi entendimiento que esos recuerdos están iluminados con mi hoy, de ahí que no pretendo que sean un testimonio irrefutable. Apenas unos recuerdos rescatados.
En esa época vivía en pleno centro de Rosario, al lado del Rectorado de la Universidad y en frente de LT 8. Quizás sea porque la mirada de un niño agranda lo que ve al sentirse pequeño y frágil, pero me ha quedado la sensación que había manifestaciones de estudiantes todos los días, y policías apaleándolos y corriéndolos. Alguna vez mi papá escondió a unos chicos y nos quedaron de recuerdo las pancartas. Eran con letras rojas, pero no me acuerdo ni qué decían ni de quien eran.
 
Vi escenas del Rosariazo porque buena parte de los combates fueron en calle Córdoba desde la Plaza San Martín hasta Corrientes más o menos. Mis adultos estaban tan chiflados que me llevaron a ver como se cagaban a palos estudiantes y policías desde un balcón en un segundo piso.
No sé porqué pero me encantaba salir a ver manifestaciones, apenas escuchaba los bombos o los cantos salía corriendo a ver.
 
De todas esas manifestaciones recuerdo sobre todo las que repudiaron el golpe de Pinochet en Chile. Mi recuerdo es de miles de personas con mucha bandera roja cantando “Fuera de Chile, fuera de Argentina, fuera los yanquis de América Latina” Creo que fue en el 73. No recuerdo que tres años después alguien se manifestara por mi cuadra.