Vaya a saber Dios porqué la vida de muchos seres geniales del arte ha tenido como contracara el dolor, la soledad, la enfermedad, el desamor, la locura.
Quizás sea el modo de conmover la fibra del corazón y sacar de él toda su potencialidad.
Tras la muerte de Ludwig Van Beethoven, en 1827, se encontraron entre sus papeles tres cartas de amor escritas un mismo día (por la mañana, tarde y noche), a una mujer de la que no se indicaba su nombre, y a la que el compositor se dirigía como "Mi amada inmortal": la primera comenzaba con las palabras "Mi ángel, mi todo, mi yo: sólo unas pocas palabras escritas a lápiz..."
Parece que nunca fue enviada, aunque también podría tratarse de una copia. Aunque no se indica la fecha, por la indicación de estar escrita "un lunes 6 de julio" los historiadores dan la fecha de 1812 como más probable. La película se centra en la búsqueda de Anton Felix Schindler por la única heredera de Beethoven, a quien según el argumento deja la posesión de todos sus bienes, sin embargo la búsqueda no es fácil, ya que no hay pista alguna de quién es en realidad la persona en cuestión.
Protagoniza un genial Gary Olman.
Aquí una de las escenas más tremendas.