Hoy mucha gente querida se acordó que soy abogado y me felicitó. Quizás porque vengo de unos días laborales densos, ni tuve presente la fecha ni que soy "mi hijo el doctor". Pero no quería terminar el día sin pensar un poco.
Si se pudiera elegir la vida de otro para vivirla como propia, me hubiera gustado ser abogado, pero uno muy especial. Un gran tipo que murió a los 50, mi misma edad, y que amo a la patria con una pasión que lo terminó consumiendo.
Se murió enfermo, muy pobre y rodeado de una poquita gente. El poder que lo había mandado a pelear mil batallas lo abandonó, diría Sabina como a unos zapatos viejos.
Pero es difícil imaginar que este hombre no haya sido feliz, creo que lo fue profundamente porque llevó a la práctica las máximas evangélicas. Amó y luchó hasta no poder más.
El 19 de mayo de 1810, cuando la patria estaba naciendo a la libertad, quizás intuyó nuestro futuro, escribía esto:
"... la unión ha sostenido a las naciones contra los ataques más bien meditados del poder, y las ha elevado al grado de mayor engrandecimiento; hallando por su medio cuantos recursos han necesitado, en todas las circunstancias o para sobrellevar los infortunios, o para aprovecharse de las ventajas que el orden de los acontecimientos les ha presentado.
Ella es la única capaz de sacar a las naciones del estado de opresión en que las ponen sus enemigos, de volverlas a su esplendor, y de contenerlas en las orillas del precipicio; infinitos ejemplos nos presenta la historia en comprobación de esto, y así es que los políticos sabios de todas las naciones siempre han aconsejado a las suyas que sea perpetua la unión y que exista del mismo modo el afecto fraternal entre todos los ciudadanos.
La unión es la muralla política contra la cual se dirigen los tiros de los enemigos exteriores e interiores, porque conocen que arruinándola, está arruinada la nación venciendo por lo general el partido de la injusticia, y de la sinrazón, a quien comúnmente, lo diremos más bien, siempre se agrega el que aspira a subyugarla.
Por lo tanto, es la joya más preciosa que tienen las naciones. Infelices aquellas que dejan arrebatársela, o que permitan, siquiera, que se les descomponga; su ruina es inevitable, y lo peor es que se hace imposible recuperarla, o si se consigue, es padeciendo las convulsiones más violentas, y los males más penosos." Manuel Belgrano.
Abogado, es el que aboga por otro, feliz día a todos los defienden y dan consejos a los que los necesitan.