viernes, 17 de julio de 2015

¡La Cucaracha!



 
 
«La cucaracha» es una canción folclórica tradicional de origen español, que posteriormente fue popularizada en México durante la revolución mexicana.  Se trata de un corrido español con letra haciendo alusión al enfrentamiento entre españoles y moros. Se cree que la canción es posiblemente de procedencia andaluza.
Fue una de las canciones que mayor popularidad adquirió durante la revolución mexicana, la cual era además la favorita de los «villistas», aunque su aparición en México es anterior a la intervención francesa.
En Monterrey, donde resurgió y fue adoptada por las tropas que luego la extenderían al ejército de Pancho Villa, llegó a transformarse en himno de guerra contra Victoriano Huerta, del que se dice era muy bebedor de coñac y fumador de marihuana
No tiene una letra particular, sino que siempre son adaptaciones a la época y al lugar. Uno de los estribillos más populares de la versión mexicana dice:
La cucaracha, la cucaracha
ya no quiere caminar;
porque le falta, porque le falta
marihuana que fumar.
En la mayoría de países de habla hispana a fin de evitar hacer alusión a la planta de cannabis se suele, con bastante frecuencia, cambiar la última estrofa por una que dice: la patita de atrás.
Una de las variopintas leyendas sobre el origen de la canción en México cuenta que, cuando Pancho Villa viajaba junto con sus guardias en un Ford T, dado que sus brazos y piernas sobresalían por todas direcciones, se decía que el vehículo parecía una cucaracha. Por ello, algunos versos de «La cucaracha» hacen referencia a la pandilla y al vehículo de Pancho Villa.
 
Sin embargo, existe también una versión que dice que fue compuesta por las tropas constitucionalistas al General Victoriano Huerta —que se dice consumía marihuana— en son de burla y como vehículo perfecto para ridiculizarlo
 

domingo, 12 de julio de 2015

El exilio de Colón



Cuando tenemos dificultades para explicar el presente, podemos hacer dos cosas. Sumergirnos en el pasado y tratar de hallar allí las respuestas y si no las encontramos nos atalonamos en que "todo tiempo pasado mejor" y vivimos de la nostalgia.

O soñar con un futuro maravilloso que nos quite el ahogo del momento y nos mueva a la construcción de un destino mejor, o dejar que el barco se hunda con la mirada puesta en el horizonte que nunca llegará.

En la vida personal nos pasa esto, en nuestra historia como pueblo nos ha pasado.

¿Dónde estamos hoy?

Viendo la foto que muestra como la estatua de Colón abandona su lugar detrás de la Casa Rosada para ir a su exilio en Mar del Plata, para su reemplazo por la de Juana Azurduy, se siente algo de desconcierto.

¿Nostalgia o utopía?

Si estamos reivindicando los valores de los patriotas que nos dieron la independencia bienvenida la mudanza, pero atenti: también quiero el sacrificio, la decencia, el coraje, la austeridad, el desapego de lo material, el altruismo, la generosidad, el patriotismo, el horror a la mentira, el valor de la palabra, etcétera, etcétera de los Belgrano, de San Martín, del Almirante Brown, de Lavalle, de Artigas, de Güemes,  y tantos otros. Y de Juana Azurduy también.

Pero me confundo. Recuerdo que Louis Vouiton no es un cacique pampa y que los chinos que construyen una base militar en la Patagonia no son mapuches. Y que Amado no morirá ni pobre ni en el exilio.

En la mirada de Colón, leo un pensamiento: ¿Cómo mierda hicieron para llegar a esto?