Cuando tenemos dificultades para explicar el presente, podemos hacer dos cosas. Sumergirnos en el pasado y tratar de hallar allí las respuestas y si no las encontramos nos atalonamos en que "todo tiempo pasado mejor" y vivimos de la nostalgia.
O soñar con un futuro maravilloso que nos quite el ahogo del momento y nos mueva a la construcción de un destino mejor, o dejar que el barco se hunda con la mirada puesta en el horizonte que nunca llegará.
En la vida personal nos pasa esto, en nuestra historia como pueblo nos ha pasado.
¿Dónde estamos hoy?
Viendo la foto que muestra como la estatua de Colón abandona su lugar detrás de la Casa Rosada para ir a su exilio en Mar del Plata, para su reemplazo por la de Juana Azurduy, se siente algo de desconcierto.
¿Nostalgia o utopía?
Si estamos reivindicando los valores de los patriotas que nos dieron la independencia bienvenida la mudanza, pero atenti: también quiero el sacrificio, la decencia, el coraje, la austeridad, el desapego de lo material, el altruismo, la generosidad, el patriotismo, el horror a la mentira, el valor de la palabra, etcétera, etcétera de los Belgrano, de San Martín, del Almirante Brown, de Lavalle, de Artigas, de Güemes, y tantos otros. Y de Juana Azurduy también.
Pero me confundo. Recuerdo que Louis Vouiton no es un cacique pampa y que los chinos que construyen una base militar en la Patagonia no son mapuches. Y que Amado no morirá ni pobre ni en el exilio.
En la mirada de Colón, leo un pensamiento: ¿Cómo mierda hicieron para llegar a esto?
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