Eran los ochenta y tanto. Yo trabajaba en el correo, en esa época, compartía oficina junto con un amigo de aquellos años, el Gato.
- Tengo ganas de ir a alquilar una peli, para ver esta noche en casa, estoy solo.
- ¿Tus viejos?
- Se fueron a Córdoba.
- Fijate en el videoclub si encontrás una que se llama Cinema Paradiso. Está buena.
Al otro día, cuando llegué a la oficina:
- ¡Hijo de puta!
- ¿Lloraste mucho? - me preguntó el Gato, con bastante picardía en la mirada.
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