lunes, 26 de mayo de 2014

Rosario Ocupada VI - Ni el tiro del final. Final.


La tapa del Diario La Capital de hoy justifica que se digan así mismos el Decano de la Prensa Argentina. De antología.

Estaba buscando un final para esta serie - al fin y al cabo también soy argentino y me aburro rápido -, y nunca  se me hubiera  ocurrido para estos relatos lo que transmite esta tapa.. La jefa de la ciudad ocupada bailando con el jefe militar de la ocupación, y todo enmarcado con el título "Cristina: La unidad nacional no puede ser para volver atrás", y la carita del Papa mirando desde arriba. Fellinesco. Autenticamente argento.

Ayer, en las elecciones por los eurodiputados en Francia y en Inglaterra ganaron los partidos de la derecha más recalcitrante que pueda participar en un comicio. El medio pelo francés o inglés, o argentino, para el caso es casi lo mismo, llega un momento en que se asusta y se cansa. Se asusta porque los negros, los chinos, los judíos, los villeros, los cabecitas negra, lo invaden todo. Desde los espacios físicos a la cultura. De los trabajos de mierda que ningún bien nacido quiere hacer a las villas, todo. Son feos, sucios y malos (Salud maestro Ettore Scolla!).

Y se cansa porque mientras tanto los problemas reales: la pobreza, la desigualdad, la injusticia, el hambre, el analfabetismo, la violencia, nos los resuelve nadie. Están ocupados bailando.

Decía una señora en la radio: "Con los gendarmes está todo bien".

¿Habremos finalmente claudicado  el anhelo de vivir en una patria de hermanos, en democracia y en república? Espero que no.

Me voy a copiar a mi mismo, pero este texto de Mariano Moreno hace un par de días que me repiquetea en el corazón:

"Tan reciente desengaño debe llenar de un terror religioso, a los que promuevan la gran causa de estas provincias. En vano sus intenciones serán rectas, en vano harán grandes esfuerzos por el bien público, en vano provocarán congresos, promoverán arreglos y atacarán las reliquias del despotismo; si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía."

Mudar de tiranos, no por Dios.

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